Cuando ella me confesó que ya se había corrido (yo ya lo había notado por los chillidos que pegó), me hizo levantar. Me desabrochó los pantalones, me bajó los calzoncillos, y me acarició los huevos con las dos manos. Luego, dejando una mano en los huevos, con la otra recorrió mi polla de abajo a arriba, y luego hizo como si me masturbara.
- Hijo, lo que me has hecho no me lo había hecho ni mi marido cuando yo era joven. ¡Que pasada! - Pues creo que podríamos seguir... ¿no te parece? - Si, pero...ahora me gustaría chupártela...Pero me da cosa, a mi marido solo se la chupé una vez, y al poco, y sin avisar, se corrió como un cerdo en mi boca...Ahora me da un poco de respeto, aparte que hace mucho tiempo que no lo he hecho.
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